
Doblé la esquina y allí estaba, asomando su hocico tras las rejas. Era un pitbull, una raza etiquetada como muy mala y asesina. Dicen que los perros se parecen a sus dueños, moralizándolos y cargándolos de un gran simbolismo. Los pitbull están asociados a los jóvenes más vulnerables, o comunmente llamados villeros.

Me calcé los lentes y problematicé mi mirada cargada de prejuicios y estereotipos. Pensé ¿qué es la libertad? ¿Quiénes son libres? ¿Existe la libertad?
El ser humano decide y domina a su entorno, a la naturaleza, los animales y los propios seres humanos. Se cree con el valor y la potestad de marcar el ritmo de la vida de los demás.

Miré más profundamente y establecí un paralelismo entre las personas que se encuentran privadas de libertad (y de otros derechos humanos), mientras que otros andan sueltos por ahí con ciertos privilegios.
¿Cómo es posible seguir, luego de estar tras las rejas? ¿Existe la libertad cuando no todas las personas inician su viaje en el mismo punto?